¿Te estás planteando cambiar la carta de postres de tu restaurante? Es buena idea empezar el año con nuevas propuestas para que tus clientes puedan paladear otros sabores y otras texturas. Te proponemos sorprender a los comensales de tu negocio de restauración con un yogurt casero. Si a lo que evoca de sano el yogurt le unes la palabra casero habrás triunfado por partida doble.

No hay nada más apetecible que un postre rico, sano, y que, además, esté elaborado con el mimo y el cariño de las cosas hechas en casa. Y todo esto sin mencionar las propiedades de este alimento para la salud. Como producto lácteo, el yogurt es muy nutritivo, dado que aporta calcio al organismo y favorece el cuidado de los dientes y la salud de los huesos. Asimismo, por su contenido en proteínas, el cuerpo recibe un gran aporte de energía. Por ello, es un alimento muy saludable.

El secreto de un buen yogurt casero

Manos a la obra. Lo primero a tener en cuenta son los ingredientes. Necesitarás:

  • Leche de cabra, oveja o vaca. Si te decantas por la última, has de usar leche entera.
  • Una cucharada sopera de yogurt natural.
  • Y, si lo deseas, añade una cucharada de azúcar o miel. Aunque estos ingredientes son opcionales, ya que se pueden añadir en el momento que se vaya a consumir el yogurt.

La preparación de este delicioso postre es muy sencilla. Debes calentar la leche sin que llegue a la ebullición. Esto es importante porque el sabor de yogurt podría perder sus cualidades. Lo más recomendable es que, durante unos diez minutos, la mantengas a 90 grados centígrados. Tras hervir la leche se ha de introducir en un termo que debe permanecer abierto para que la leche se enfríe hasta alcanzar unos 50 grados centígrados. Es imprescindible que la leche esté caliente, pero no tanto como para que mate las bacterias del yogurt.

Ahora que la temperatura ya ha alcanzado los 50 grados centígrados es el momento de añadir una cucharada sopera de yogurt natural. Es importante que lo remuevas para que la mezcla sea perfecta. A continuación sí que debes de cerrar la tapa del termo. Así, dejarás reposar la mezcla durante unas cuatro horas. En ese tiempo es cuando el yogurt fermentará y le dará al postre ese sabor tan característico.

Pasadas las cuatro horas es el momento de abrir el termo. Se ha de escurrir con cuidado el suero. Usa un colador fino para que filtre al máximo los excedentes. Así no quedarán grumos. No obstante, no está de más que remuevas la mezcla para asegurarte de que el conjunto quede completamente homogéneo.

Toque final

La última fase consiste en verter el contenido en recipientes adecuados. Por ejemplo, vasos de barro o de cristal. Hay que taparlos con papel de aluminio o con film. Se dejan reposar en la nevera y al día siguiente están listos para ser consumidos.

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