¿Cómo preparas habitualmente la salsa de champiñones? Te aseguramos que después de conocer nuestra receta la vas a cambiar. La salsa de champiñones le da un toque de distinción los platos por su suavidad y su cremosidad. Combina con carnes y pescados porque se adapta a cualquier entorno gastronómico. Esta salsa lleva harina, leche, aceite o mantequilla. De ahí su cremosidad y su facilidad para combinar perfectamente con un buen plato de verduras.
Cómo hacer una salsa de champiñones
La salsa de champiñones tiene un aroma que solo es superado por su sabor y su textura. Es ideal para acompañar platos de pasta o arroz porque es una salsa muy ligera y suave. Aunque suele ser una salsa que aporta calorías, nosotros la haremos sin mantequilla y en vez de leche entera emplearemos leche desnatada. Así, la salsa será menos calórica pero igual de rica.
Los ingredientes para emplear esta salsa tan rica son los siguientes. Champiñones, leche desnatada, aceite, sal, cebolla, vino blanco, harina y pimienta negra molida. Ahora que ya conoces los ingredientes te explicamos cómo cocinamos esta salsa.
Lo primero que tienes que hacer es picar la cebolla, aunque también tienes la opción de triturarla para que después no queden grumos. Una buena alternativa es picarla muy fina, si sabes cómo hacerlo. Reserva la cebolla picada y limpia los champiñones. Antes de nada, has de quitar las puntas del tronco, lavas los champiñones y los secas con mucho cuidado. Después, los tienes que picar o cortar en láminas muy finas.
Recuperas la cebolla que has picado y la pones en un cazo para calentarla con un chorrito de aceite. Añade un poco de sal y remuévela hasta que se quede completamente dorada. Ahora puedes agregar los champiñones. Pon la cocina a fuego medio y remueve la mezcla, de vez en cuando, para que quede homogénea.
Vino blanco
Seguidamente, tienes que añadir el vino blanco de forma que quede muy bien mezclado con el sofrito que has hecho de cebolla y de champiñones. Mientras se va maridando el vino con los otros ingredientes, separa un poco de leche de la que vas a utilizar y mézclala con la harina. No obstante, no te olvides de guardar la leche que te ha quedado porque la vas a usar después.
Por último, tienes que añadir la harina que has mezclado con la leche. Ten cuidado con este paso para evitar que esta mezcla se pegue en la cazuela. Ahora es el momento de añadir la pimienta. Después, tienes que verter el resto de leche removiendo todos los ingredientes lentamente. Pon la cocina a fuego lento y déjalo así durante tres minutos, hasta que la salsa se haya cocido completamente. Entonces estará lista para servir.
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