Las patatas bravas son una de las tapas más populares de la gastronomía española. Su receta es muy sencilla y se adapta a multitud de versiones. En este artículo te damos unos consejos prácticos para convertir el humilde bocado de las patatas bravas en un plato espectacular y delicioso. ¡Toma nota!
Elige ingredientes de calidad
La elección de los ingredientes puede marcar la diferencia entre un plato mediocre o excelente. Para conseguir los mejores resultados, ten en cuenta los siguientes trucos.
Elección de las patatas
Las mejores patatas para elaborar esta receta son las de carne amarilla, como las patatas agrias gallegas.
Ingredientes de la salsa
Para que unas patatas bravas queden perfectas, la clave está en la salsa. La salsa debe hacerse con tiempo y con mimo. Añadir ketchup, salsa barbacoa o mayonesa industrial es un sacrilegio culinario. La salsa original solo lleva cebolla roja y pimentón de la Vera, dulce y picante. Todo esto se elabora con caldo de pollo y un poco de harina. Si quieres, puedes añadir un poco de cayena. Con estos ingredientes ya podemos empezar a elaborar nuestras patatas bravas.
Elaboración de las patatas bravas
Truco para elaborar las patatas
Pelamos las patatas y las cortamos en gajos grandes para que absorban después todo el sabor de la salsa. Posteriormente, las lavamos y las secamos bien. El truco para que queden suaves por dentro y crujientes por fuera consiste en confitar las patatas antes de freírlas. Para ello, cubrimos con aceite las patatas en una fuente alargada y las ponemos al horno a 100 º durante 30 minutos. Cuando estén confitadas calentamos el aceite a 140 o 150º y al meter las patatas subimos la temperatura a 180 o 190º. Al sacarlas las colocamos sobre un papel absorbente para eliminar el exceso de grasa y le añadimos un pellizco de sal.
Truco para elaborar la salsa brava
Pelamos la cebolla y la cortamos en juliana. Podemos hacer la salsa en un cazo pequeño pero alto. Ponemos aceite de oliva virgen extra, sofreímos la cebolla sin dejar que se tueste. Cuando la cebolla esté transparente, bajamos el fuego y añadimos media cucharada de pimentón dulce y una cucharada de pimentón picante. Removemos con una cuchara de madera y, si es necesario, bajamos el fuego para que el pimentón no se queme. Si quieres darle un sabor aún más picante puedes añadir un poco de cayena (sin las pepitas). Seguidamente, añadimos dos cucharadas de harina, y removemos constantemente hasta que se integre la harina.
Posteriormente, empezamos a añadir poco a poco el caldo de pollo caliente. Añadimos poco a poco el caldo y removemos para que no se formen grumos. Dejamos la salsa 10 minutos hasta que espese, removiendo para que no se pegue. Cuando la salsa esté hecha la colamos y la trituramos. Para servir el plato colocamos las patatas y esparcimos por encima la salsa. Recuerda que las patatas bravas se tienen que comer muy calientes, así que tienes que servirlas al momento. ¡Qué aproveche!
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