La panna Cotta de nata es uno de los bocados más apreciados por los gourmets. Por muchas razones pero, especialmente, por su textura y su delicadeza. Si estás planteándote renovar la carta de postres de tu negocio, este contenido te interesará, y mucho. Sigue leyendo, porque te vamos a contar las claves para triunfar preparando este exquisito postre italiano que se convertirá en uno de los favoritos de tus comensales. Además, tiene sabor a Italia porque es uno de los postres típicos de la región de Piamonte, que está al norte del país.

La panna cotta de nata al descubierto

La base de este postre es, obviamente, la nata; de hecho, la traducción literal del italiano es ‘nata cocida’. Este ingrediente tan básico se ha de saber trabajar para conseguir el sabor tan exquisito que le da nombre a esta panna cotta. El secreto está en saber cuajarla con gelatina para conseguir esa textura tan particular que le da ese carácter tan especial.

A pesar de ser un postre que se sirve frío, es excelente en cualquier época del año, dado que se puede servir también a temperatura ambiente. Lo mejor es que se puede combinar con frutas, zumos, infusiones o incluso queso. En cualquier caso, al margen del ingrediente para acompañar que le quieras añadir, el resultado siempre es espectacular.

Utiliza moldes de silicona para preparar este postre, porque este material es ideal para estar en la nevera e, incluso, en el congelador, por si quieres tener una remesa de panna cottas disponibles en cualquier momento.

Manos a la obra

Los ingredientes de la panna cotta son nata para montar, azúcar blanco, hojas de gelatina, una vaina de vainilla o una ramita canela. Para la decoración puedes dejar correr tu imaginación, pero te sugerimos que uses frutos rojos, miel, chocolate o fresas y arándanos.

Primero tienes que hidratar la gelatina; la dejas en reposo cubierta de agua mientras preparas el resto de los ingredientes. Ahora mezcla la nata, el azúcar y la vainilla o la canela. La vainilla y la canela son opcionales, porque este postre sin aromatizar también está muy rico. La forma más ortodoxa es hacerlo con nata y azúcar: tienes que poner a hervir estos ingredientes hasta que lleguen al punto de ebullición. Después debes escurrir la gelatina y mezclarla con la nata hasta que se disuelva completamente.

La mezcla de estos ingredientes es la responsable de la textura cremosa de este delicioso postre. Finalmente, tienes que verter la mezcla en los moldes. Has de esperar a que se enfríen a temperatura ambiente antes de ponerlos en la nevera para que se cuajen. Los tienes que aguantar durante unas cuatro o cinco horas para que el resultado sea perfecto.

Ahora que conoces todos los secretos de la Panna Cotta de nata, no te podrás resistir a incluirla en tu carta de postres. Además, hay otras ricas alternativas que no pueden faltar en tu restaurante. Visita nuestra página web para conocer la Línea Dulce de nuestros productos. ¡No te la pierdas!

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